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¡Vaya!

En un giro sorprendente, Google parece estar contemplando introducir un modelo de suscripción para su herramienta experimental de búsqueda integrada con IA. Este posible movimiento, como reveló The Financial Times, significaría un cambio significativo para el gigante tecnológico, que nunca antes se había aventurado a cobrar a los usuarios por un servicio principal.

La curiosa consideración: el dilema de la suscripción de Google

La mera perspectiva de tal cambio es digna de mención. Actualmente, la Búsqueda de Google genera ingresos sustanciales sin tener que recurrir a tarifas de suscripción, gracias a su posición arraigada como actor dominante en el mercado de las búsquedas.

Por un lado, la noción de cobrar por el acceso a la búsqueda basada en IA subraya los importantes recursos e inversiones necesarios para impulsar los sistemas de IA. Sin embargo, como destacó Alex Hern de The Guardian, la voluntad de Google de explorar modelos de suscripción pone de relieve un desafío único: la integración de la IA podría potencialmente alterar el modelo publicitario que constituye la base del flujo de ingresos de Google.

Choque de titanes: la batalla entre la IA y la publicidad

Hern plantea una pregunta que invita a la reflexión: «¿Qué sucede cuando una fuerza imparable choca con un objeto inamovible?»

El modelo publicitario actual de Google es sencillo: las empresas pagan por la colocación de anuncios y Google los posiciona estratégicamente en sus plataformas. Los usuarios encuentran estos anuncios en los resultados de búsqueda y en varios sitios web, y los clics en estos anuncios se traducen en ingresos para Google.

Sin embargo, la función de búsqueda impulsada por IA de Google, conocida como «experiencia generativa de búsqueda» (SGE), presenta un desafío formidable para este modelo. En lugar de presentar a los usuarios resultados de búsqueda tradicionales, SGE reformula el contenido web y disuade a los usuarios de hacer clic para acceder a sitios externos. Este cambio de paradigma interrumpe el flujo de ingresos generados por la publicidad, lo que deja a Google frente a un enigma.

Además, ofrecer resultados generados por IA conlleva costos más altos, tanto en términos de infraestructura como de consumo de energía, en comparación con las páginas de búsqueda tradicionales.

Navegando por las aguas: la respuesta estratégica de Google

Google no es el único que se enfrenta a este problema. Otras empresas de búsqueda, como Perplexity, también están explorando modelos publicitarios alternativos para motores de búsqueda basados en inteligencia artificial, incluida la posibilidad de permitir a las marcas «patrocinar» consultas de búsqueda específicas.

Si bien la propuesta de suscripción de Google puede parecer más alineada con principios éticos que con la comercialización directa de información, representa un cambio significativo para la empresa. Este último dilema subraya la tensión entre el papel de Google como motor de búsqueda líder y sus ambiciones en el ámbito de la IA.

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